viernes, 29 de marzo de 2013

Página 31


Sin saber por qué, sin entender nada, como después de una caída vertiginosa e inesperada, veo que todo se desmoronó a nuestro alrededor. Construimos un castillo lleno de amor, comprensión, amistad. Los cimientos se resquebrajaron y se lo tragó la tierra. ¿O sigue ahí?. ¿Sigue en pie?. Los días de niebla me parece ver el infinito vacío entre las nubes pero otros días, otros días de sol el castillo se yergue ante mí monumental, colosal. Pero lejos, siempre lejos. Si extiendo la mano, si cierro los ojos, parece que pudiera tocarlo. Pero no…falta más, más…cada día un poco menos, un poco más. Me lo imagino por dentro y lo veo vivo, rico, cálido, con miles de voces, sonidos, cánticos.  Lleno de colores. Lleno de amor. Cuando la neblina acecha de nuevo mi alma oigo el eco de mis pasos en él, doy vueltas, giro, ¡giro!, me revuelvo atónita…y abandono.
Hay dos verdades, dos universos, dos opciones. Siempre hay, al menos, una alternativa. Aquella que elijamos marcará nuestro camino, como aquellos libros donde elegías la historia: “Si decide joder su vida vaya a la página 31”. “Si cree que puede enmendar el error, corra, deje de hacer el estúpido y regrese a la página donde aún no había jodido su vida. ¡Aprisa!”.

Sencillo. Siempre había opción. ¡¿Cómo en la vida misma?! .Quién sabe…
…siga leyendo.

El techo de Manchester



No sé si quizás haya un techo.

Si no es así , espero que pronto aparezca, (“por mí y por todos mis compañeros”).

Un psiquiátrico abierto, al aire libre, descontrolado. ¿O quizás el control es lo que causó la locura?. ¡Quién sabe el origen!. Pero sí debemos conocer e indagar sobre a dónde vamos.

“Se nos fue de las maaaanos, cheeee, ¿qué passsó?”.

Un salto de Dubai a Manchester, pasando por Narita, me hace pensar en lo iguales y diferentes que podemos llegar a ser los seres humanos, modedados por el padrastro de la cultura (incultura en la mayoría de las ocasiones).

Viejos vestidos de jóvenes y niños vestidos de viejos.

Caras perdidas, alcohol a pleno día. Vacíos interiores, desdentados, prostitutas, impotentes…pero pretendiendo, siempre pretendiendo. Buscando ser lo que no somos.

¿Por qué?. ¿Qué nos puede mover a querer ser otros?. Es una pesadilla horrible de la que no acabamos de despertar. Es la ciudad del miedo, el circo de los horrores, el museo de la angustia, concentración de miseria humana.

Corto.

Corto y cambio.

Espero que la respuesta abra una luz de esperanza a que todo esto tenga un fin, a que haya una solución que nos permita regenerarnos y empezar de nuevo a escribir nuestra historia.

Espero-Confío- Actúo
 

 

Los MINIS del verano


Los hay de todos los colores, pero todos cortos, muy cortos, cortísimos, hasta el punto de que la tela de los bolsillos cuelga sobre las pantorrillas flacas, gruesas, macizas, tersas, turgentes, grasas, cortas o patilargas. No importa que favorezca o resalte los encantos individuales de cada cual. Se lleva y punto. No te lo plantees más y p’alante. Uno no se puede quedar atrás, todo es para todos, todo va muy rápido y hay que estar siempre “al loro” con estas cosas. ¿O al loro ya no se dice?. Creo que no, pero a veces me resisto a llevar shorts, así que es probable que me haya quedado atrás, desactualizada, out of date, my darling.
 Me asombra, y me asombra a su vez que me siga asombrando, que seamos tan maleables. Tengo la sensación de que nos hemos dejado convertir en imitadores de vidas ajenas, de gustos dictados, de sueños automáticos y expropiados. Hacemos las cosas con poca o ninguna pasión y sin saber bien por qué, aunque sí para qué. Mis amigos cada vez ser ríen menos, pero viven mejor, o más bien quería decir vivían.  Ahora sí; todos, todos, ¡todos! hasta los que parecen más excéntricos, estamos en el centro. En un centro ambivalente, cambiante, un centro incoloro, inodoro e insípido. Un centro de moda pasajera, de quiero y no puedo (o quiero y quizás puedo, pero no lo sé, no quiero saberlo y tengo 35 años), de ventrílocuos baratos que replican diálogos de teleserie,  de vidas acomodadas y solitarias. NADIE se sale de ese centro, porque tememos que fuera no haya nada. ¿Quizás un abismo, un vacío que podríamos llenar con nuestras cosas propias, genuinas, personales?, pero quién sabe. Es demasiado arriesgado. Si no ¿cómo explicar que nadie lo haya hecho antes?
Hemos oído que dicen que algunos dicen que se atrevieron, pero nos han hartado a contarnos una y otra vez cómo acabaron. Nos tienen en el bote, con  tapa puesta y todo, cada vez con un aire más de máquina y menos respirable. Estamos “soporizados”, en proceso de “muerte dulce”, o no tan dulce, según se mire en estos tiempos que corren. Y yo sueño con que destapemos el bote, cojamos aire puro, nos quitemos los shorts de una vez por todas y respiremos, respiremos, ¡respiremos!...y andemos cada uno nuestro camino singular, sin mirar a los lados, sólo hacia adelante.
Soñemos juntos pero plurales

Huesos del hoy


                                                      Hoy es azul.

                                                  Rojo, verde, negro, blanco.

                                                  Amarillos pintan los corazones viejos

  por amar, por olvidar, por arrastrar tantos dolores y tan pocos recuerdos.

Te vi aquella vez tan corta,

sentado,

mirando a la nada. ¡Qué lejos me pareciste!

Buscando en tu alma me topé con tus huesos. Cócalo frío y tieso adherido al tejido caliente y espeso.

Una pupila ancha que dejaba entrarme entera.

Cerró.

Y ahora estoy atrapada por el iris rojo y la retina estrecha.

Cárcel de sesgo soy: por un sendero perdido, por una meta a la deriva,

¡¡¡por arrancarme mi propia mano!!!