Hoy
es azul.
Rojo,
verde, negro, blanco.
Amarillos
pintan los corazones viejos
por
amar, por olvidar, por arrastrar tantos dolores y tan pocos recuerdos.
Te
vi aquella vez tan corta,
sentado,
mirando
a la nada. ¡Qué lejos me pareciste!
Buscando
en tu alma me topé con tus huesos. Cócalo frío y tieso adherido al tejido
caliente y espeso.
Una
pupila ancha que dejaba entrarme entera.
Cerró.
Y
ahora estoy atrapada por el iris rojo y la retina estrecha.
Cárcel
de sesgo soy: por un sendero perdido, por una meta a la deriva,
¡¡¡por
arrancarme mi propia mano!!!
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