viernes, 29 de marzo de 2013

Los MINIS del verano


Los hay de todos los colores, pero todos cortos, muy cortos, cortísimos, hasta el punto de que la tela de los bolsillos cuelga sobre las pantorrillas flacas, gruesas, macizas, tersas, turgentes, grasas, cortas o patilargas. No importa que favorezca o resalte los encantos individuales de cada cual. Se lleva y punto. No te lo plantees más y p’alante. Uno no se puede quedar atrás, todo es para todos, todo va muy rápido y hay que estar siempre “al loro” con estas cosas. ¿O al loro ya no se dice?. Creo que no, pero a veces me resisto a llevar shorts, así que es probable que me haya quedado atrás, desactualizada, out of date, my darling.
 Me asombra, y me asombra a su vez que me siga asombrando, que seamos tan maleables. Tengo la sensación de que nos hemos dejado convertir en imitadores de vidas ajenas, de gustos dictados, de sueños automáticos y expropiados. Hacemos las cosas con poca o ninguna pasión y sin saber bien por qué, aunque sí para qué. Mis amigos cada vez ser ríen menos, pero viven mejor, o más bien quería decir vivían.  Ahora sí; todos, todos, ¡todos! hasta los que parecen más excéntricos, estamos en el centro. En un centro ambivalente, cambiante, un centro incoloro, inodoro e insípido. Un centro de moda pasajera, de quiero y no puedo (o quiero y quizás puedo, pero no lo sé, no quiero saberlo y tengo 35 años), de ventrílocuos baratos que replican diálogos de teleserie,  de vidas acomodadas y solitarias. NADIE se sale de ese centro, porque tememos que fuera no haya nada. ¿Quizás un abismo, un vacío que podríamos llenar con nuestras cosas propias, genuinas, personales?, pero quién sabe. Es demasiado arriesgado. Si no ¿cómo explicar que nadie lo haya hecho antes?
Hemos oído que dicen que algunos dicen que se atrevieron, pero nos han hartado a contarnos una y otra vez cómo acabaron. Nos tienen en el bote, con  tapa puesta y todo, cada vez con un aire más de máquina y menos respirable. Estamos “soporizados”, en proceso de “muerte dulce”, o no tan dulce, según se mire en estos tiempos que corren. Y yo sueño con que destapemos el bote, cojamos aire puro, nos quitemos los shorts de una vez por todas y respiremos, respiremos, ¡respiremos!...y andemos cada uno nuestro camino singular, sin mirar a los lados, sólo hacia adelante.
Soñemos juntos pero plurales

No hay comentarios:

Publicar un comentario